SENTIMIENTOS Y EMOCIONES ANTE LA DISCAPACIDAD DE MI HIJO(A)
A pesar que durante el embarazo se piensa e incluso existe un pequeño temor de que pueda existir una complicación que afecte a nuestro niño de manera temporal o permanente como puede ser un síndrome, ningún padre o madre está preparado para dar respuesta adecuada ante la discapacidad de su hijo(a).

Al saber que el bebé ha nacido con una discapacidad, la pareja y su
dinámica se alteran. Este hecho también afecta a toda la familia: hermanos,
abuelos, tíos, los cuales tampoco saben cómo responder y cuando lo hacen, quizá
no lo hagan de la manera adecuada, no porque esté mal, sino porque no es lo que
los padres esperan.
A todo padre le afecta una noticia de este tipo, pero la unión y el tipo
de relación y comunicación que tenga la pareja, ayudarán a dar respuesta para
apoyar tanto al hijo(a) con discapacidad como a la propia familia.
Ante la discapacidad del menor, pueden haber respuestas inapropiadas
como pueden ser la indiferencia, la sobreprotección o incluso el abandono,
consecuencia de una culpa inconsciente de los padres que afecta de forma
negativa la intervención que es tan necesaria para dar respuesta a la
situación.
En ocasiones los padres pierden un tiempo muy valioso, llegando a
atender a su chico hasta que está en edad de ingresar al kínder y se han
perdido 3, 4 ó 5 años de la estimulación temprana requerida para incrementar el
desarrollo en general del niño. El retraso en el desarrollo producto de la
discapacidad del niño, requiere una intervención temprana la cual puede
comenzar a partir de los 45 días de nacido en instituciones especializadas (Ver artículo: Mi hijo tiene discapacidad ¿Qué hago?). Todo el tiempo que se
aproveche desde el nacimiento para incrementar el desarrollo del menor,
ayudarán a la rehabilitación y a disminuir los efectos del retraso propio de la
discapacidad.